Bienvenido, diciembre ❄️

La calma del primer día del mes, cuando el otoño se despide despacio y el invierno empieza a abrirse paso.

Diciembre llega siempre con un tipo de luz que reconoce cualquiera que haya vivido esta transición muchas veces. Es una claridad suave, casi tímida, que hace brillar los restos del otoño mientras deja caer sobre ellos el primer frío del invierno. Esa mezcla —hojas doradas que aún resisten y copos que empiezan a posarse sin prisa— define a la perfección este momento del año.

Hoy comienza un mes que no necesita apresurarse para hacerse notar. Basta salir a la calle a primera hora, notar el aire frío en la cara y observar cómo el paisaje ha cambiado apenas un matiz para entender que el último capítulo del año ya está aquí. Diciembre no irrumpe: se desliza. Y en ese deslizamiento hay algo profundamente reconfortante.

Es un mes que invita a encender luces suaves, a recuperar pequeñas rutinas que habíamos dejado a un lado y a preparar espacios que se vuelven más cálidos casi sin darnos cuenta. Todo parece avanzar con un ritmo nuevo: más breve, más lento, más consciente. Como si cada día quisiera recordarnos que aún queda tiempo, aunque el calendario esté a punto de agotarse.

No importa si llegamos a este diciembre cargadas de planes o buscando calma; siempre encuentra la forma de adaptarse al paso de cada casa. Hay quien empieza con listas y quien prefiere dejar que los días se acomoden solos. Lo hermoso es que diciembre siempre trae consigo la sensación de estar ante un mes especial, único, capaz de contener rituales pequeños que solo existen ahora.

Hoy, simplemente, comienza.

Un diciembre más, nuevo y distinto a todos los anteriores, con su propio silencio, su propia luz y esa promesa de cosas bonitas por venir.

Gracias por estar al otro lado. Si te apetece, déjame un comentario.

Me encantará leerte.